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¿Qué es la mente? ¿Somos mente?

 

Desde mi propia experiencia voy a aseverar algo, y recalco: desde mi propia experiencia.

¿Somos mente? No, no somos simplemente mente… pero la mente, a veces, parece jugarnos malas pasadas.

Creo que somos un conglomerado de dimensiones, interdimensiones y frecuencias vibratorias. Nuestro cerebro (el recipiente de nuestra «mente») está diseñado para que podamos percibir a todos los niveles. De hecho cualquier ser vivo que se encuentre privado de alguno/s de sus sensores reactiva otros, o bien multiplica sus «facultades» perceptivas a través de otros «sensores».

Esta entrada va directamente a reflexionar sobre todo lo que vemos o no vemos, sobre todo lo que oímos o no oímos, sobre lo que percibimos externamente o físicamente o a nivel de piel o a nivel vibratorio con nuestro entorno.

Y va dedicada a reflexionar, ya que tras escuchar un podcast donde se asevera, por parte de facultativos que gente que pierde gran parte de su visión ocular, aseguran que ven sombras, que ven objetos moverse, que ven materializarse cuerpos, seres… Esto antes era directamente calificado en psiquiatría, pero ahora, parece ser, que lo están valorando desde otra perspectiva y no lo califican como enfermedad psicopatológica, sino que se trata de una manifestación parece ser que bastante común entre la gente que se va viendo privada, precisamente, de ese sentido, el ocular.

Mi reflexión es: Puede que estas personas que se encuentran en tal situación, no es que vean cosas fuera de lo normal, sino que al disminuir su capacidad de visión, amplíen los campos «visuales» hacia otros sectores, hacia los sectores vibratorios y transformen «mentalmente» esas percepciones vibratorias en imágenes… Sabemos todos o muchos que hay «cosas» que sólo pueden ser captadas por el «rabillo del ojo», eso me ha ocurrido a mí a la hora de «ver» o percibir bolas energéticas deslizarse a ras de suelo, bolas que pueden ser «espíritus» o manifestaciones de alguien que haya existido.

Pero mi aseveración más contumaz viene desde mí misma: ¿Hasta qué punto nuestra energía mental enfoca aquello que desea que vivamos o sintamos o percibamos?

Voy a responder: de pequeña era sonámbula… me lo dijeron y yo misma fui consciente de tales cosas, sobre todo cuando  ya un poco más mayor, no sé si tendría 15 o 16 años tuve la «oportunidad» de vivir en plena butaca cero lo que la mente puede llegar a hacer. Una noche me desperté y vi que la pared de la habitación no estaba en su sitio correspondiente, estaba completamente «despierta» y eso me llamó la atención: tenía la cama pegada a dos ángulos: por la cabecera una pared, y a la izquierda la otra pared a cuyo fondo, donde terminaba la cama (a los pies) estaba la puerta que daba al resto del piso y por cuya puerta era por dónde entraba siempre la luz de la calle. Despierta vi cómo esa luz, en vez de por la izquierda, entraba por la derecha, lo cual me chocó, y me chocó tanto que me incorporé con mi raciocinio al cien por cien, para comprobar por qué todo estaba cambiado de «sitio», entonces arrodillada quise apoyarme sobre la pared que supuestamente era por donde entraba la luz, es decir, si la luz estaba a la derecha (no a la izquierda), la pared estaría ahí: en la derecha, por donde entraba la luz… En esas que me apoyé, mejor dicho, al apoyarme me caí de morros, claro, como tenía que ser ya que la pared continuaba a la izquierda y no a la derecha… La matemática de la veracidad se cumplió, y yo cogí tal temor a que mi «mente» volviese a jugarme una mala pasada que durante, creo que meses, cambié de habitación y no quise volver a mi lugar habitual. Era tan real como lo que os cuento, estaba con los ojos abiertos y viendo todo cambiado de sitio….

Mi segundo vuelo «facultativo» vino ya por expreso deseo de mi «persona», y fue cuando en mis intentos por «salir» de mi «cuerpo físico», una vez lo conseguí,… tanto fue así que me vi ahí: flotando en el techo de la habitación, y aun cuando estaba a oscuras, sentía mi energía ahí: pegada en el techo, no distinguía ni norte, ni sur, todo estaba fuera de magnetismo terrestre, simplemente flotaba y no importaba que hubiese techo o suelo o paredes… También fui tan consciente de ello que me «asusté» y volví, de golpe, a mi cuerpo físico. A esto le llaman viaje astral o salida del cuerpo físico.

Para reflexionar: nuestro cuerpo etéreo tiene su propia «mente», porque somos como eso: un pensamiento hilado constante que percibe, reflexiona y siente… o quizás seamos una energía capaz de adaptarse o tomar forma de pensamiento hilado.. No necesitamos ojos ya que vemos de todas formas, ni necesitamos cuerpo porque sentimos de todas formas aunque no sea de la misma manera como cuando lo hacemos a través de nuestro cuerpo-habitáculo (nuestro templo perfecto de la Creación).

Cuando nuestro cuerpo físico se altera o sufre degeneraciones, entonces es capaz, también, en la misma forma de percibir otras cosas o sentir otras frecuencias.

La psiquiatría está entrando en otros derroteros, se da cuenta de que todo esto es algo más que un puzzle de neuronas inter-comunicadas. Sí, somos algo más que pura biología. Sí, somos algo más que una «personalidad» o un habitáculo.

Somos energía-pensamiento o fuerza-espíritu convertidos en Almas, transformados energéticamente para poder apreciar el «mundo» de la Materia.

Ahora esta Materia la hemos denigrado y degenerado tanto y tanto… Hemos degenerado y denigrado tanto y tanto a quienes no son como nosotros, o sea a los clasificados como «normales»… pero quién es «normal», y, sobre todo qué es «normal»… Hay tantas Aguas por bucear como profundo es el Océano, el cual también nos es un inmenso desconocido… Poco a poco las piezas se van encajando de otra forma… pero ¿llegaremos a tiempo? ¿Llegaremos a tiempo para ser Conscientes de todo esto que trato de haceros llegar?… Y es que hemos encarcelado a la Materia en una prisión y hemos hecho prisioneros al resto de seres Vivos, cuando no, los hemos convertido en víctimas, en meros trozos biológicos para la depredación, y a otros en meros cuerpos biológicos no-correspondientes a una o a las  normas «normales» de una sociedad hipócrita, enferma, que sólo pretende tener dominadores y dominados, verdugos y víctimas, dictaduras y dictados, normas y normales cumplidores de una Vida, de la cual, y cuyo sentido no conocemos porque no interesa que se conozca el mayor sentido de todos: la Vida es un Regalo y es verdad y mentira; la Vida Manifestada no es tal pero lo es todo y no existen los límites porque los límites nos lo imponen o nos los imponemos a caer en densidades vibratorias manifestadas…. pero cuando las ondas saltan de lugar… dan lugar a esos hechos desconocidos, enigmáticos e inexplicables, eso que todavía muchos persiguen como misterios.